Cuando el Amor Discute

Ivanna Marin

¿Has escuchado la frase: el amor todo lo puede?


Seguramente sí, sobre todo cuando se trata de relaciones de pareja. Ciertamente, para mí el amor es muy poderoso y todo lo puede. Sin embargo, no puede solo. El amor por sí solo no sostiene una relación, la convergencia de la multipluralidad de situaciones que definen a un individuo lo hacen confluir continuamente, quedando expuesto y asustado en una esquina; sobre todo cuando le ponemos todo el peso del vínculo. Haciéndolo sentir débil y en esencia, apagarse; incluso extinguirse. 

He aprendido en mis años acompañando a personas (y en mi propia vida) que incluso las historias de amor más bonitas tienen capítulos con tormentas. El conflicto llega, es inevitable. A veces es un susurro, otras un vendaval. Pero he aquí una verdad que me gusta compartir desde el corazón: el problema nunca es la tormenta en sí, sino si aprendemos a bailar bajo la lluvia o dejamos que nos inunde.

Generalmente, las discusiones no son un síntoma de falta de amor, son un grito desesperado de un amor que necesita ser visto y comprendido de una nueva manera. Desde la esquina esa donde lo arrinconamos con todas las responsabilidades, nos llama, nos suplica que le ayudemos a hacer su trabajo. Por eso, nos grita, porque no quiere morir. Quizá, si miramos esas tormentas con valentía y esperanza, quizá con la curiosidad de quien busca un tesoro escondido, podamos tener respuestas de cómo ayudarlo. Miremos juntos. 


Esas Sombras que nos muestra el amor: Reconociendo a los 4 Jinetes

El psicólogo Gotman (1999)  tras años de observar parejas, construyó una metáfora preciosa para entender esos patrones que, sin darnos cuenta, dañan nuestra conexión acorralando al amor. Los llamó "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis", como esas figuras que anuncian tiempos difíciles. Identificarlos es el primer acto de amor para cuidar nuestra relación.

  1. La Crítica, ese dedo que señala. Es un señalamiento continuo. Sobre todo lo que “está mal” con el otro. Comienza con reclamos sutiles y poco a poco se transforma en la única forma de comunicarse.
  2. El Desprecio, el veneno del alma. Para mí, es la más dolorosa de las sombras. La que más daño hace al cimiento de la relación es decir: al amor. El desprecio susurra "no te respeto, no vales nada" y ninguna relación puede florecer sin el abono del respeto y la admiración.
  3. La Actitud Defensiva, ese escudo de espinas. Es ese impulso de decir "¡yo no fui!" o devolver el ataque con un "¡pues tú más!". Es un escudo que levantamos para protegernos del dolor, pero sus espinas impiden cualquier abrazo, cualquier posibilidad de encuentro real. Solo genera más distancia. 
  4. La Actitud Evasiva, el muro de silencio. Es el jinete que llega sin hacer ruido. Es construir una pared, ladrillo a ladrillo, con silencios. Es estar presente en cuerpo, pero ausente en alma. Es una retirada que deja al otro sintiéndose solo y abandonado en medio de la conversación. 

Da miedo reconocer que existe alguno de estos elementos dentro de nuestra relación y que ese amor que alguna vez fue bonito y valiente está acorralado suplicando que lo ayudemos, es por eso que necesitamos conversar con franqueza y valentía. 


El Arte de Conectar: Hablar y Escuchar desde el Corazón

Si esos jinetes son sombras, el antídoto siempre será la luz. La luz es la valentía de comunicarnos desde nuestra parte más vulnerable y la generosidad de escuchar de verdad; aunque a veces duela y estemos aterrados. Para esto, te dejo algunas formas, simples pero poderosas, por donde puedes comenzar. 

  • Escuchar para Entender. A menudo, escuchamos mientras preparamos nuestra defensa. La verdadera escucha es un regalo. Significa bajar nuestras propias armas por un instante, respirar hondo y tratar de sentir el mundo a través de los ojos de nuestra pareja. Es susurrar un "entiendo lo que sientes", incluso si no vemos las cosas igual.
  • Hablar desde el "Yo". Esta es la herramienta más poderosa y gentil que conozco. Un discurso en primera persona, emocional y cognitivamente es garante de que el otro confluya lo menos posible.


A Veces, Necesitamos un Faro en la Tormenta

Reconocer que estamos atrapados en un patrón y que solos no podemos salir es el acto de amor más grande y valiente de todos. Pedir ayuda no es rendirse; es luchar por el "nosotros" con las mejores herramientas posibles.

La psicoterapia de pareja es ese espacio seguro, ese puerto neutral donde la tormenta se calma. Es un taller donde, con la ayuda de un guía, se reparan los puentes que la incomunicación dañó y se construyen otros más fuertes, más flexibles y más auténticos. Se tiene la idea que la psicoterapia de pareja es la solución mágica para “estar” cuando, en ocasiones, es la herramienta para separarse en paz o reencontrarse con calma. Es decir, apostar siempre al amor. 

Cada desacuerdo es una invitación a conocerse más profundamente. Cada herida, si se atiende con ternura, puede convertirse en un punto de unión indestructible. No le teman al conflicto; aprendan a abrazarlo, a escuchar el anhelo de amor que, casi siempre, se esconde detrás de él. La valentía con la que miramos la oscuridad es la garantía de que la luz es poderosa; de que el amor puede con todo. 


Con todo mi cariño,

Ivanna Marín 

Este contenido es de naturaleza divulgativa. Recuerda que no puede reemplazar un diagnóstico profesional. Si sientes o quieres conversar al respecto, el equipo de Psiquima está aquí para escucharte.

por Ivanna Marin 5 de junio de 2025
¿Alguna vez has sentido que hay algo en tu interior, una herida que no se ve, que de alguna manera sigue influyendo en cómo te sientes contigo y en tus relaciones hoy? Si es así, no estás en soledad y lo que sientes es profundamente válido. Muchos hemos transitado infancias donde las relaciones con figuras clave –sean padres, madres, abuelos o abuelas, cuidadores en general– estuvieron marcadas por una desconexión dolorosa. Quizás sentiste la ausencia de un cariño empático, la frialdad de la negligencia afectiva, o incluso viviste situaciones de manipulación o abuso, ya sea psicológico o físico. Estas experiencias, aunque hayan ocurrido hace años, pueden dejar una huella profunda, como "heridas invisibles" que llevamos con nosotros, que sin querer repetimos una y otra vez. ¿Cómo se manifiestan estas heridas en tu presente? Es natural que ese pasado familiar complejo moldee el presente de formas que a veces ni siquiera somos conscientes: Una autoestima frágil , que te hace dudar constantemente de tu valor. Dificultades en tus relaciones : quizás te cuesta confiar, tiendes a repetir patrones dolorosos, o sientes un miedo profundo al abandono. Un torbellino emocional : puede que te resulte complicado entender o gestionar tus emociones, sintiéndote a menudo abrumado/a. La lucha por poner límites : decir "no" o proteger tu espacio personal, especialmente con tu familia actual, puede sentirse como una batalla cuesta arriba. Estos sentimientos de vacío, de no ser suficiente, o la sensación de que algo fundamental faltó, son el eco de esas vivencias tempranas. No son una señal de debilidad, sino la respuesta humana a un dolor no procesado. Pero aquí reside la esperanza: Tu pasado no tiene por qué ser tu sentencia. Es crucial entender esto: aunque estas experiencias te hayan moldeado, no te definen por completo ni determinan tu futuro. Tienes la capacidad de sanar y construir una vida donde te sientas más pleno/a, seguro/a y en paz. El camino hacia la sanación: La psicoterapia como aliada Entiendo que la idea de visitar el pasado pueda generar temor, pero es precisamente en ese espacio seguro y acompañado donde reside la posibilidad de transformación. Con la ayuda de la psicoterapia puedes encontrar: Comprensión profunda: Un espacio para explorar sin juicios cómo esas experiencias tempranas impactan tu vida hoy. Procesamiento emocional: Liberar emociones atrapadas y duelos no resueltos de una manera contenida y sanadora. Nuevas herramientas: Aprender a relacionarte contigo mismo/a y con los demás de forma más saludable, fortaleciendo tu autoestima y tu capacidad para establecer límites firmes. Romper ciclos: Identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento que te mantienen atado/a al dolor del pasado. No se trata de borrar lo vivido, sino de integrarlo de una forma que duela menos, viendo su funcionalidad (si la tiene) aceptando, algunas veces, las cosas tal cual son. Y así poder transformarlo en impulso, abono para la vida. Una vida con sabiduría y fortaleza. Emprender el viaje de la psicoterapia es un acto de profundo cuidado personal. De amor propio, de autosoporte y compasión. Si estas palabras resuenan contigo y sientes que es el momento de empezar a sanar esas heridas invisibles, quiero que sepas que no tienes que hacerlo en soledad. El camino de la psicoterapia, cuando es guiado por profesionales con una comprensión profunda del impacto del trauma y las dinámicas familiares, se convierte en un espacio seguro y transformador. Encontrar el acompañamiento adecuado, con la guía experta y el apoyo compasivo necesarios para estas temáticas tan sensibles, es fundamental. Dar este paso es una elección valiente, un profundo compromiso con tu bienestar. Es elegir conscientemente un presente y un futuro donde te sientas más libre y auténtico/a. Con la convicción de que la sanación es posible, Ivanna Marin